jueves, 4 de junio de 2009

Dios está en Control

Cuando miramos al mundo hoy día no pareciera que Dios está en control. Nos fijamos en los terribles problemas que hay a nuestro alrededor: drogas, crimen, inmoralidad, guerras, epidemias, etc. y nos damos cuenta que es muy difícil hallar solución. Los desastres naturales (huracanes, tornados, terremotos, inundaciones, sequías) se presentan con una intensidad y frecuencia nunca antes visto en la historia del mundo. Los escándalos políticos (líderes políticos robando el dinero del pueblo, deshonestos, injustos y corruptos) son la orden del día. Definitivamente parece ser que nuestro planeta estuviera avanzando a una destrucción sin esperanza. ¿Será que este mundo se va a desintegrar como resultado de la impiedad y la mala administración de sus habitantes? ¿Verdaderamente estará Dios en control? Cuando estudiamos las profecías podemos decir con certeza que Dios sí está en control. Aparentemente el hombre está en control, la naturaleza está en control, los políticos están en control, todos están en control menos Dios. Pero aquel que está sentado en el trono del Universo es el que verdaderamente tiene el control. El mundo se está moviendo a un fin dirigido por Dios.

La Biblia ciertamente tiene mucho que decirnos acerca del futuro. Aunque hoy día vivimos en un mundo caótico, las profecías en ella escritas avivan nuestras esperanzas. Predicen que habrá un cielo nuevo y una nueva tierra donde la muerte, los desastres, el llanto, el dolor y las luchas desaparecerán para siempre. Las profecías no nos deben producir temor, sino gozo, pues éstas nos dan una esperanza que está garantizada por un Dios todopoderoso. El propósito de las profecías no es para saber lo que sucederá en el futuro, sino para demostrar que Dios es quien está en control cuando veamos que estas cosas, ya escritas en su Palabra, sucedan.

A veces estamos angustiados por lo que sucede en el mundo, sentimos temor y espanto, pero esto no debe ser así porque nosotros podemos entender hacia donde va el mundo, podemos percatarnos hacia donde Dios lo dirige, podemos saber exactamente cual es su plan. Dios nos dice: Te voy a mostrar lo que va a pasar, para cuando pase, sepas que Yo estoy en control. Así Jesús le dijo a sus discípulos: “Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy.” (Juan 13:19)

Hay quienes llenos de suficiencia se autoproclaman profetas capaces de predecir acontecimientos futuros y declaran que conocen por anticipado hechos relevantes de interés internacional. Afirman que se mantienen en comunicación con las fuerzas que rigen el universo. Estos “expertos” nos advierten de un sinnúmero de acontecimientos: desplome de la bolsa de valores, enormes cambios climáticos, hambrunas en diferentes regiones, enfermedades devastadoras, etc. Sólo hablan de cosas que ya Dios había revelado en su Palabra, y ellos lo anuncian como algo novedoso. La Palabra de Dios, fuente de información que a menudo ha sido pasada por alto, descuidada, criticada, condenada, olvidada y desechada, es la que a través del tiempo nos ha demostrado que es digna de toda confianza.

Al estudiar el libro de Daniel podemos ver claramente como Dios es el que siempre ha revelado al hombre los acontecimientos futuros y que aunque otros hayan pretendido tener el control, nunca ha sido así. Al leer los dos primeros versículos del primer capítulo de Daniel vemos que fue Dios quien entregó al rey Nabucodonosor el dominio sobre Jerusalén. En un comienzo el rey Nabucodonosor señaló la alimentación necesaria para el bienestar físico de sus nuevos súbditos, pero Daniel y sus amigos decidieron “no contaminarse con la porción de la comida del rey” (v.8) y “a estos cuatro muchachos Dios le dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias… y entendimiento en toda vision y sueños” (v. 17). En el segundo capítulo vemos a Nabucodonosor ansioso “por saber lo que había de ser en lo porvenir” (v. 29) y ninguno de sus magos, astrólogos, encantadores y adivinos pudo revelárselo, sólo Dios. “Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días.” (v. 28). “Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz” (v. 20-22).

Daniel sabía que Dios era el único capaz de revelar lo porvenir y en oración pidió por sabiduría. “Luego se fue Daniel a su casa e hizo saber lo que había a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros, para que pidiesen misericordias del Dios del cielo sobre este misterio…Entonces el secreto fue revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual bendijo Daniel al Dios del cielo” (v. 17-19) “A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos” (v. 23). Cuando disponemos nuestro corazón para entender, Dios ilumina nuestro entendimiento. Así lo hizo con Daniel: “Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido… He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días” (v. 12; 14).

Nosotros podemos experimentar lo mismo que Daniel. Dios no quiere que permanezcamos en tinieblas. “Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.” (1 Tesalonisenses 5:5-6) Sólo tenemos que reclamar las promesas de Dios para nosotros. “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jeremías 33:3)

No tenemos que recurrir a quienes nada saben, los que tan sólo pretenden saber. Sólo Dios está en control, sólo él conoce el futuro; Dios es quien moldea y dirige los acontecimientos, “muda los tiempos y las edades, quita reyes y pone reyes.” Esta gran verdad nos debe llenar de paz y tranquilidad, y nada de lo que estemos pasando o estemos por pasar nos debe turbar.

¿Andas ansioso por saber lo porvenir? ¿Te preocupa lo que deparará el mañana? Clama al único que te puede mostrar el futuro, aquel que está en control, Dios.

¡Dios te bendiga y te guarde!

“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.” Juan 14:1-4

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Juan 14:6

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